“Es el rincón
amado. No lo equivoques”
César Vallejo
Ella botivolea la tristeza
que no es suya
y
solo porque le dijo que te quiero.
Lumbre extraña.
Corazón de corazones.
Fosas que brujulea el tiempo.
Porque me dijiste que le quieres
junto a la ranita que te está cabe
absorta la luna en el estanque verduroso de su piel, la concentrada;
Oh sócrata!
Él sabe que es un asesino: en tu propia carne
le has enseñado la razón.
Te maté tu hijo que era tuyo, el despreciado,
como ese pan que sale del horno
en el momento de la tormenta
está saliendo
y ya sale
pero la tormenta enmudeció.
Ni él ni ella tienen culpa
rehenes del placer y la historia
ni tú
ni yo
asfódelos
de flores garlopa
sobre raíces
nictálopes
de labios
lapislázuli.
No, amor, no hay destino en el amor.
No lo equivoques.
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