Pájaro del olvido
Soy tu carne;
Hiciste, de mí, tu nido...

domingo, 12 de maio de 2013

Fábula de fuentes

sí, tu niñez; ya fábula de fuentes
                             Jorge Guillén

  (oh, entiéndeme:
            muy pronto desterré toda palabra sentimental
        toda misión trascendente
 mientras algo, no sé si aquel color perfecto del marfil,
         buscaba poema
                en el solo suicidio
                        de una lengua hacia ti que no te alcanza

        pero bajo la huidiza personalidad del ciervo
       sobre el lienzo frágil que las nubes acostumbran
           se desliza la desgracia nuestra:
                                        nosotros conocimos la derrota
                                        como pequeños animales puros
    y antes aun
      yo he sido brazo tuyo para el naufragio y donde hube zenit
            crepuscular
         allí moré

       por eso toma mi dolor, te pertenece,
       te alcanza como el agua de un río

 a veces soy yo mismo
     interrogante  - ¿y quién no
 ama la distancia
 cuando su voz es eco del mínimo cristal?

        aunque ahora, inútilmente, deba decirte
       que tú forjaste el laberinto para mí
                sin promesas, sin nombre…

       dame, entonces, el hilo que despierte
       la conciencia herida de quienes buscan, estas palabras mías, su camino)

                       
                               
                                la verde hora triangular, oh qué 
                               forma de nieve sin conciencia

Muerta estás, para mí estás muerta;
Agotada por tu propia boca taciturna,
Futilmente marchita en el vano empeño
De zahondar, con tu brazo intacto, calcáreo de tan roca,
La hora boreal que, como un delirio, te cercaba…
Desde tu sangre misma hacia la noche
Galopaba, al acecho, la secreta soledad
De tus pulmones profiriendo el verso del amor,
La soga, el cuchillo
Terrible
Que a todos nos provoca innecesarias cobardías
Bajo la existencia sutil del cerebelo.
Pues dime, amor,
Quién es flor de sí mismo
O extensión de su tristeza.
Yo luché por tu dolor
Y mi corazón gemía,
Esbeltamente y sin arraigo,
Sobre una ciudad de piedra
Mientras “tu niñez, amor, tu niñez”,
Y la memoria
Bajo su fábula de siempre
Se hizo puente y se hizo nada.
Pero busca, vete, calla.
El ojo asalta la pared
De pensamiento y la caricia
Enfrenta al hierro: tronco, muñón,
Gemido; la belleza conjunta de la rana
Y el insecto, el labio imposible
Que rueda o corre
En su disfraz nauseabundo de amapola.
Pero nunca, no la infancia.
Siguen los aviones su destino mudo
Como la cola del lagarto que amanece
O la sangre, tuétano, del tiburón,
Sin percatarse de tanta nostalgia
Sobre el esqueleto del león
Marino que hubiese muerto de amor.
(Fábula del mundo, hebra
O signo submarino donde el pez
Conoce su ser y la piel
Es una reverberación supina
De escamas y pálpito.
Fábula de la boca en lejanía,
Aquí en mi herida: el dolor
Del hombre es dolor humano).
Pero no encuentro, no Poema todavía,
Que largamente he meditado
La tristeza de tu sombra
Y su rincón, su horizonte
Tenue de pequeñas manos
Encendidas, o esperando abiertas
La dualidad en tu boca:
Supervivencia en ti de otro planeta,
Paisaje oscuro en terciopelo.
Y la carne profunda que se estira
Al paso de una atmósfera
O el ozono atolondrado
Enamorado de su origen.
Sí, tu niñez por fin;
Mi pasado, como un don
Otorgado entre la piel y la flor muerta,
Querrá marcar para sí Tu pureza en mi pureza,
La soledad que gime en la soledad que piensa.

   
       (ahora ven, ven tú
     desámame, desármame
       desálmame
   íntegramente
    a la manera humana.
  Y si perpendicular tu sexo
  a mis labios finalmente los transita y los socava
     ven entonces, rauda ven
  amor
     antes del rayo sensible
      o del crimen sentiente
 dame
    el guante que asfixie
  la tierna tristeza del reloj
       fulge en el recuerdo
                             con la verde hora triangular
         entrégame a una tumba
       descendente
            propia, plena.

      Mira mi voz imposible de clavel
         y su extrañeza
      mira la transparencia intacta de tu lengua.
          Desde siempre
             habitaron tus ángeles
         mis ojos
             desde siempre
        enardecí tus cejas
            con mi beso
              desde siempre
           hubo un orden supremo
                                utilizándonos.
          Mira tus labios: son mis labios.

Por eso desámame. Te suplico que me desames.

   Pero si estalla el pétalo
         si cae en pedazos la memoria
     si ya estás en el otro
                entonces ven
         oh sí, ven tú
                  no quebrantes la futura nostalgia
             que, como un destino,
          a la vez nos une y nos separa.  


Nenhum comentário: