segunda-feira, 3 de junho de 2013
Ode Ararà (II)
Segunda parte o agenciamiento de la Oda que configura la Opus Magnum del araraîsmo. Nuevamente el Poema hablando para sí mismo desde su propia caverna. Los dioses parecen inspirarlo, empero, al poeta...
Rócata
Ode ou cançom do poeta às vezes chamado vânjra de spinoza, O'Zinho, Souto Alves, vanja ou simplesmente Iván González i olé,
célebre descobridor de Ararà como sujeito desejante e fundador do araraîsmo como máquina de guerra...
sábado, 1 de junho de 2013
Peritura Troia...
Los dioses
Han borrado
Las huellas del camino.
Y quien sufre
Sufrirá siempre.
Y quien ama
Llegará a entender
Su tristeza.
Han borrado
Las huellas del camino.
Y quien sufre
Sufrirá siempre.
Y quien ama
Llegará a entender
Su tristeza.
quinta-feira, 30 de maio de 2013
Poemas araraîstas et cetera
Miras mi gramática y niegas.
Granítica.
Te vas con el primero que te mira.
El círculo que te circunda no me pertenece.
Te creen naturaleza. Un príncipe bregó
tu ausencia con una rosa.
Palmípedamente ociosa cogiste la vaina
de su espada cuando te dio la espalda.
Espejaste la frente de un tercero mientras
esperabas que otro te trajese una canción.
A veces te miro y me mueres
desde la tangente.
Polarizo las soledades con urgencias
cuando las horas vírgenes rodean su cintura.
Esta historia es cruel, payasa,
gélida como un pergamino.
Es amor la risa que ella no soporta,
es pasión la amabilidad que él deplora.
Y esta noche mañana
recojo tu sintaxis y afirmo
Cuanta más fuerza en la cabeza
menos carne hay en el cuerpo.
Granítica.
Te vas con el primero que te mira.
El círculo que te circunda no me pertenece.
Te creen naturaleza. Un príncipe bregó
tu ausencia con una rosa.
Palmípedamente ociosa cogiste la vaina
de su espada cuando te dio la espalda.
Espejaste la frente de un tercero mientras
esperabas que otro te trajese una canción.
A veces te miro y me mueres
desde la tangente.
Polarizo las soledades con urgencias
cuando las horas vírgenes rodean su cintura.
Esta historia es cruel, payasa,
gélida como un pergamino.
Es amor la risa que ella no soporta,
es pasión la amabilidad que él deplora.
Y esta noche mañana
recojo tu sintaxis y afirmo
Cuanta más fuerza en la cabeza
menos carne hay en el cuerpo.
terça-feira, 28 de maio de 2013
Septiembre de 2007
Bajo el ocaso
El mar es solo
Esta flor cóncava
Del corazón
Un suave pétalo
que se abre al sol
Mientras estira
Su sombra el yo.
Y cuando el yo
Del agua olvida
Su otro, mi amor
Solo es la vida
Que ya pasó.
De agua dormida
Lleno la voz
Mientras se estira
-Cóncavo y flor
De sombra huida-
El corazón...
El mar es solo
Esta flor cóncava
Del corazón
Un suave pétalo
que se abre al sol
Mientras estira
Su sombra el yo.
Y cuando el yo
Del agua olvida
Su otro, mi amor
Solo es la vida
Que ya pasó.
De agua dormida
Lleno la voz
Mientras se estira
-Cóncavo y flor
De sombra huida-
El corazón...
quarta-feira, 22 de maio de 2013
APROPIACIÓN DEL SILENCIO
No se respira ya
se traga el aire
a la manera táctil del comendador.
La defensa de alguno: plant(e)emos un poema, plan(t)eemos una guerra.
Los maldigo
otros gesticulan, terremoto en la carne
signo reticular de la epiléptica parálisis.
La rosa cierra el cuerpo
obstinación adventicia de la púrpura
ocaso del nombre.
Subjuntivación de crepúsculo y anhelo.
A veces un vocerío sale de la tierra
-callan los ríos.
Cómo acometer tu apropiación, silencio
tú, paradójico
tú que te escurres al decirte
que nunca estás donde tu nombre.
No se respira ya
se palpa el aire
a la manera fácil del soñador.
Pero yo soy Orfeo
y tú, silencio,
mi sola Eurídice.
se traga el aire
a la manera táctil del comendador.
La defensa de alguno: plant(e)emos un poema, plan(t)eemos una guerra.
Los maldigo
otros gesticulan, terremoto en la carne
signo reticular de la epiléptica parálisis.
La rosa cierra el cuerpo
obstinación adventicia de la púrpura
ocaso del nombre.
Subjuntivación de crepúsculo y anhelo.
A veces un vocerío sale de la tierra
-callan los ríos.
Cómo acometer tu apropiación, silencio
tú, paradójico
tú que te escurres al decirte
que nunca estás donde tu nombre.
No se respira ya
se palpa el aire
a la manera fácil del soñador.
Pero yo soy Orfeo
y tú, silencio,
mi sola Eurídice.
terça-feira, 21 de maio de 2013
Historia de un Poema (I)
Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol
Vicente Huidobro
El poema nunca ha sido et cetera...
Self
Qué magnífico sueño de heraldos sobre
las ruinas.
Heraldos que son emblemas.
Hagamos ahora la historia
de un poema.
Pero no de aquel que es hijo
de un único cedazo
sino del poema que va
sumando versos
enfrentando disidencias
pero
poco a poco
ahora y
luego
un
dos
tres
yuxtapone los versos
no absorbidos
por
ninguna
omnívora
estrofa.
Cada momento
añade
su pepita.
Ese oro por el que nadie moriría.
Esa muela que el avaro desprecia.
Pero con esa dentadura
despiezada
de un oro bastardo
no se mastica
la mísera carne
de los cadáveres.
La vida.
Una mandíbula
para desgarrar el aire.
Historia de un poema: Introito
Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol
Vicente Huidobro
El poema nunca ha sido
otra cosa que Poema
hablando para sí mismo
- desde su propia caverna...
segunda-feira, 20 de maio de 2013
Poemas araraîstas
Te moriste sin que yo.
Te moriste.
A veces acierto con los nombres.
A veces no.
Qué cunda la luna iracunda!
¡Ad nuca ria nula lad nu ceuq
Te moriste.
A veces acierto con los nombres.
A veces no.
Qué cunda la luna iracunda!
¡Ad nuca ria nula lad nu ceuq
sábado, 18 de maio de 2013
Versos Vallejos de Primavera
El primer beso que me diste me supo a po.
Un caminito nació aquella madrugada
a la galaxia.
Rin, rin
y tu voz
a través de los electrones
tu voz cotiledón.
Por eso te hablé de tegumento y albumen,
quien soñabas en talluelos y radículas.
Mi piel frente a tus vísceras.
Ron, ron
me vino luego tu cabeza azul
lejana como la galaxia.
Aquella madrugada.
Equivocaste el rincón.
Lo equivocabas.
El último beso que te di me supo a men.
Un caminito nació aquella madrugada
a la galaxia.
Rin, rin
y tu voz
a través de los electrones
tu voz cotiledón.
Por eso te hablé de tegumento y albumen,
quien soñabas en talluelos y radículas.
Mi piel frente a tus vísceras.
Ron, ron
me vino luego tu cabeza azul
lejana como la galaxia.
Aquella madrugada.
Equivocaste el rincón.
Lo equivocabas.
El último beso que te di me supo a men.
sexta-feira, 17 de maio de 2013
Versos Vallejos
“Es el rincón
amado. No lo equivoques”
César Vallejo
Ella botivolea la tristeza
que no es suya
y
solo porque le dijo que te quiero.
Lumbre extraña.
Corazón de corazones.
Fosas que brujulea el tiempo.
Porque me dijiste que le quieres
junto a la ranita que te está cabe
absorta la luna en el estanque verduroso de su piel, la concentrada;
Oh sócrata!
Él sabe que es un asesino: en tu propia carne
le has enseñado la razón.
Te maté tu hijo que era tuyo, el despreciado,
como ese pan que sale del horno
en el momento de la tormenta
está saliendo
y ya sale
pero la tormenta enmudeció.
Ni él ni ella tienen culpa
rehenes del placer y la historia
ni tú
ni yo
asfódelos
de flores garlopa
sobre raíces
nictálopes
de labios
lapislázuli.
No, amor, no hay destino en el amor.
No lo equivoques.
Primeira Cantiga da Noite
¡Rró.ca.ta
Só.cra.ta
Ló.cra.ta!
¡Lecú Deté Até
lecú deté
até!
¡Rrócata Mócata Sócrata!
¡Sócrata Mócata Rrócata!
¡Le-cu-dé te-a-té
le-cu-dé te-a-té!
¡Rrócata-sócrata-lócrata Ócrata- rrócata- mócata- sócrata!
¡Le cú de
te a té lecú deté até le-cú-de-té-a-té rrócata-sócrata-lócrata!
Soneto estrambótico de Ivo Tufali
Me aplico al silencio de lo que vive,
devengo
sueño del Otro, no mío,
me extiendo y así me pierdo como un río,
es el curso
del agua quien escribe.
Pero escribe. Y si duele el sedimento,
la
desembocadura maravilla:
el mar inmenso,
la distante orilla,
todas las
voces se hacen universo.
Hay quien prefiere no decir diciendo,
deshacerse
reafirmando el grito,
el yo, el mío; cada cual es su dueño,
no juzgaremos. Aunque sí advertimos:
no hay
hombre que no llegue a ser camino
de muchos, devenir en otro sueño.
No hay hombre que no llegue a ser camino:
todos lo pueblan, menos uno mismo.
domingo, 12 de maio de 2013
Fábula de fuentes
sí, tu niñez; ya fábula de fuentes
Jorge Guillén
(oh, entiéndeme:
muy pronto desterré toda palabra sentimental
toda misión trascendente
mientras algo, no sé si aquel color perfecto del marfil,
buscaba poema
en el solo suicidio
de una lengua hacia ti que no te alcanza
pero bajo la huidiza personalidad del ciervo
sobre el lienzo frágil que las nubes acostumbran
se desliza la desgracia nuestra:
nosotros conocimos la derrota
como pequeños animales puros
y antes aun
yo he sido brazo tuyo para el naufragio y donde hube zenit
crepuscular
allí moré
por eso toma mi dolor, te pertenece,
te alcanza como el agua de un río
a veces soy yo mismo
interrogante - ¿y quién no
ama la distancia
cuando su voz es eco del mínimo cristal?
aunque ahora, inútilmente, deba decirte
que tú forjaste el laberinto para mí
sin promesas, sin nombre…
dame, entonces, el hilo que despierte
la conciencia herida de quienes buscan, estas palabras mías, su camino)
la verde hora triangular, oh qué
forma de nieve sin conciencia
Muerta estás, para mí estás muerta;
Agotada por tu propia boca taciturna,
Futilmente marchita en el vano empeño
De zahondar, con tu brazo intacto, calcáreo de tan roca,
La hora boreal que, como un delirio, te cercaba…
Desde tu sangre misma hacia la noche
Galopaba, al acecho, la secreta soledad
De tus pulmones profiriendo el verso del amor,
La soga, el cuchillo
Terrible
Que a todos nos provoca innecesarias cobardías
Bajo la existencia sutil del cerebelo.
Pues dime, amor,
Quién es flor de sí mismo
O extensión de su tristeza.
Yo luché por tu dolor
Y mi corazón gemía,
Esbeltamente y sin arraigo,
Sobre una ciudad de piedra
Mientras “tu niñez, amor, tu niñez”,
Y la memoria
Bajo su fábula de siempre
Se hizo puente y se hizo nada.
Pero busca, vete, calla.
El ojo asalta la pared
De pensamiento y la caricia
Enfrenta al hierro: tronco, muñón,
Gemido; la belleza conjunta de la rana
Y el insecto, el labio imposible
Que rueda o corre
En su disfraz nauseabundo de amapola.
Pero nunca, no la infancia.
Siguen los aviones su destino mudo
Como la cola del lagarto que amanece
O la sangre, tuétano, del tiburón,
Sin percatarse de tanta nostalgia
Sobre el esqueleto del león
Marino que hubiese muerto de amor.
(Fábula del mundo, hebra
O signo submarino donde el pez
Conoce su ser y la piel
Es una reverberación supina
De escamas y pálpito.
Fábula de la boca en lejanía,
Aquí en mi herida: el dolor
Del hombre es dolor humano).
Pero no encuentro, no Poema todavía,
Que largamente he meditado
La tristeza de tu sombra
Y su rincón, su horizonte
Tenue de pequeñas manos
Encendidas, o esperando abiertas
La dualidad en tu boca:
Supervivencia en ti de otro planeta,
Paisaje oscuro en terciopelo.
Y la carne profunda que se estira
Al paso de una atmósfera
O el ozono atolondrado
Enamorado de su origen.
Sí, tu niñez por fin;
Mi pasado, como un don
Otorgado entre la piel y la flor muerta,
Querrá marcar para sí Tu pureza en mi pureza,
La soledad que gime en la soledad que piensa.
(ahora ven, ven tú
desámame, desármame
desálmame
íntegramente
a la manera humana.
Y si perpendicular tu sexo
a mis labios finalmente los transita y los socava
ven entonces, rauda ven
amor
antes del rayo sensible
o del crimen sentiente
dame
el guante que asfixie
la tierna tristeza del reloj
fulge en el recuerdo
con la verde hora triangular
entrégame a una tumba
descendente
propia, plena.
Mira mi voz imposible de clavel
y su extrañeza
mira la transparencia intacta de tu lengua.
Desde siempre
habitaron tus ángeles
mis ojos
desde siempre
enardecí tus cejas
con mi beso
desde siempre
hubo un orden supremo
utilizándonos.
Mira tus labios: son mis labios.
Por eso desámame. Te suplico que me desames.
Pero si estalla el pétalo
si cae en pedazos la memoria
si ya estás en el otro
entonces ven
oh sí, ven tú
no quebrantes la futura nostalgia
que, como un destino,
a la vez nos une y nos separa.
Jorge Guillén
(oh, entiéndeme:
muy pronto desterré toda palabra sentimental
toda misión trascendente
mientras algo, no sé si aquel color perfecto del marfil,
buscaba poema
en el solo suicidio
de una lengua hacia ti que no te alcanza
pero bajo la huidiza personalidad del ciervo
sobre el lienzo frágil que las nubes acostumbran
se desliza la desgracia nuestra:
nosotros conocimos la derrota
como pequeños animales puros
y antes aun
yo he sido brazo tuyo para el naufragio y donde hube zenit
crepuscular
allí moré
por eso toma mi dolor, te pertenece,
te alcanza como el agua de un río
a veces soy yo mismo
interrogante - ¿y quién no
ama la distancia
cuando su voz es eco del mínimo cristal?
aunque ahora, inútilmente, deba decirte
que tú forjaste el laberinto para mí
sin promesas, sin nombre…
dame, entonces, el hilo que despierte
la conciencia herida de quienes buscan, estas palabras mías, su camino)
la verde hora triangular, oh qué
forma de nieve sin conciencia
Muerta estás, para mí estás muerta;
Agotada por tu propia boca taciturna,
Futilmente marchita en el vano empeño
De zahondar, con tu brazo intacto, calcáreo de tan roca,
La hora boreal que, como un delirio, te cercaba…
Desde tu sangre misma hacia la noche
Galopaba, al acecho, la secreta soledad
De tus pulmones profiriendo el verso del amor,
La soga, el cuchillo
Terrible
Que a todos nos provoca innecesarias cobardías
Bajo la existencia sutil del cerebelo.
Pues dime, amor,
Quién es flor de sí mismo
O extensión de su tristeza.
Yo luché por tu dolor
Y mi corazón gemía,
Esbeltamente y sin arraigo,
Sobre una ciudad de piedra
Mientras “tu niñez, amor, tu niñez”,
Y la memoria
Bajo su fábula de siempre
Se hizo puente y se hizo nada.
Pero busca, vete, calla.
El ojo asalta la pared
De pensamiento y la caricia
Enfrenta al hierro: tronco, muñón,
Gemido; la belleza conjunta de la rana
Y el insecto, el labio imposible
Que rueda o corre
En su disfraz nauseabundo de amapola.
Pero nunca, no la infancia.
Siguen los aviones su destino mudo
Como la cola del lagarto que amanece
O la sangre, tuétano, del tiburón,
Sin percatarse de tanta nostalgia
Sobre el esqueleto del león
Marino que hubiese muerto de amor.
(Fábula del mundo, hebra
O signo submarino donde el pez
Conoce su ser y la piel
Es una reverberación supina
De escamas y pálpito.
Fábula de la boca en lejanía,
Aquí en mi herida: el dolor
Del hombre es dolor humano).
Pero no encuentro, no Poema todavía,
Que largamente he meditado
La tristeza de tu sombra
Y su rincón, su horizonte
Tenue de pequeñas manos
Encendidas, o esperando abiertas
La dualidad en tu boca:
Supervivencia en ti de otro planeta,
Paisaje oscuro en terciopelo.
Y la carne profunda que se estira
Al paso de una atmósfera
O el ozono atolondrado
Enamorado de su origen.
Sí, tu niñez por fin;
Mi pasado, como un don
Otorgado entre la piel y la flor muerta,
Querrá marcar para sí Tu pureza en mi pureza,
La soledad que gime en la soledad que piensa.
(ahora ven, ven tú
desámame, desármame
desálmame
íntegramente
a la manera humana.
Y si perpendicular tu sexo
a mis labios finalmente los transita y los socava
ven entonces, rauda ven
amor
antes del rayo sensible
o del crimen sentiente
dame
el guante que asfixie
la tierna tristeza del reloj
fulge en el recuerdo
con la verde hora triangular
entrégame a una tumba
descendente
propia, plena.
Mira mi voz imposible de clavel
y su extrañeza
mira la transparencia intacta de tu lengua.
Desde siempre
habitaron tus ángeles
mis ojos
desde siempre
enardecí tus cejas
con mi beso
desde siempre
hubo un orden supremo
utilizándonos.
Mira tus labios: son mis labios.
Por eso desámame. Te suplico que me desames.
Pero si estalla el pétalo
si cae en pedazos la memoria
si ya estás en el otro
entonces ven
oh sí, ven tú
no quebrantes la futura nostalgia
que, como un destino,
a la vez nos une y nos separa.
quarta-feira, 8 de maio de 2013
Poemas araraîstas
Esfintera la edad su atardecer
detrás de cada pájaro.
Tromperiza la lechuza los falopios
cual quimera que no crece.
Y las hadas se bifurcan
cada enano en apariencia.
Pues no
Hay hábito de sí
como si la sombra siembra.
Tal vez existimen los poetas
Veréis entonces cómo se le dice
a la nube que no llueva
y a la pelota que se olvide
de libre árbitro.
Pero jamás
Lo que abundan son especialistas maxifaciales
y horas muertas que, como el ricino o la miel,
se filtran por los capilares del deseo.
Oh de los malvados que aman!
Oh de los buenos que arborecen!
terça-feira, 7 de maio de 2013
Un corazón es quemar preguntas dijo el loco. Estoy en el instante de la invisibilidad de los afectos, de los nervios agarrotados que palidecen, del pálpito carmesí en función redentora de un retorno marino, del pelo en el mentón del amante que vigila el escondite de la luna. Quita tu nariz, Lupita Rodríguez, saca tu bivalva lengua de mi ser. Oceánica lengua, ser insular. Estoy en el instante precioso de la regurgitación por el deseo, en el deseo, la loca voluntad de mirar y volver atrás, lanzarse adelante, quemar corazones como garrapatas y arrancar lenguas de mi cuerpo. Palideces nerviosamente agarrotada porque las cosas ya no tienen olor, no tienen sexo. Nunca lo tuvieron. Fueron otras indecencias: como la rosa que crece sobre la arena negra pero virgen, esa flor roja putrefacta. La inocente tierra sin aroma. La tierra fatigosa. Fatiga sin edad, fatiga del mundo. Fatiga y sensación del cuerpo que pesa y se arrostra y busca su coronación entre las piedras. Color y aroma del mundo. Qué pintura buscará las raíces de nuestro amor, qué música descifrará sus signos, qué poema habrá de de bucear y encontrar la luz. Me he sometido a menudo a ese estado de la luz recibida pero imposible de buscar. Esa herencia de las galaxias en las que habitamos. Ese estado de la luna tras de ti, tras de mí, como si un universo nos devorase, viviendo a través de partículas infames y antiguas costumbres de encarar la muerte. La inmensidad es la que titila, la inteligencia de las horas y los días, la sed es la calor, todo es hermoso dijo uno, eres hermosa dijo él, propiciando la absorción, la integración, la desaparición de los semáforos en flor.
No, un corazón quema respuestas. Quita tu lengua de mi cuerpo, de mi asqueroso cuerpo encorvado y doliente de sentido, tu lengua de mierda, tu órgano maloliente y rico en semióticas de otro tiempo. Es el amor la rotura, lo imposible, la convicción. La falsedad como instante, anillo de poetas. No se puede detener este fracaso, esta ruina insuicidable. Hay que sudarla cada noche. Como un cometa que viniese junto a ti y me devorase.
No, un corazón quema respuestas. Quita tu lengua de mi cuerpo, de mi asqueroso cuerpo encorvado y doliente de sentido, tu lengua de mierda, tu órgano maloliente y rico en semióticas de otro tiempo. Es el amor la rotura, lo imposible, la convicción. La falsedad como instante, anillo de poetas. No se puede detener este fracaso, esta ruina insuicidable. Hay que sudarla cada noche. Como un cometa que viniese junto a ti y me devorase.
Assinar:
Postagens (Atom)